10 Continuó David la persecución con cuatrocientos hombres,
quedándose doscientos que estaban demasiado fatigados para atravesar el
torrente Besor.
11 Encontraron en el campo a un egipcio y lo llevaron a David. Le
dieron pan, que él comió, y agua para beber.
12 Diéronle también un trozo de pan de higos secos y dos racimos de
pasas. Cuando hubo comido, recobró su espíritu, pues había estado tres días
y tres noches sin comer pan ni beber agua.
13 David le preguntó: «¿A quién perteneces y de dónde eres?»
Respondió: «Soy un muchacho egipcio, esclavo de un amalecita, pero mi
dueño me abandonó porque me puse enfermo hace tres días.
14 Hemos hecho una incursión contra el Négueb de los kereteos y el
de Judá y contra el Négueb de Caleb, incendiando Siquelag.»
15 Díjole David: «¿Podrías guiarme hacia esa banda?» Respondió:
«Júrame por Dios que no me matarás y que no me entregarás en manos de
mi dueño, y te guiaré hacia esa banda.»